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domingo, 26 de diciembre de 2010

CURIOSIDADES. Historias de los tiempos

UN POCO DE FORTUNA TAMBIEN EN LA MESA

   Tanto la Nochevieja, como el día de los Reyes Magos y la noche de San Juan, están consideradas tradicionalmente como "noches mágicas", y desde la mas remota antigüedad, sus horas se hallan unidas a prticulares ritos propiciatorios y a supersticiones todavía vivas en el folklore y en las costumbres de muchos pueblos del mundo.
   Unas de estas tradiciones se refieren a la lectura del futuro, otras costumbres aluden al uso de determinados alimentos considerados como verdaderos portadores de fortuna con tal de que se consuman durante la cena de Nochevieja, o mientras suenan las doce campanadas de la media noche, cuando se realiza el cambio de año viejo al año nuevo. 
   Estas supersticiones inocentes equivalen a la renovación de costumbres traidas de generación en generación para encontrar los gestos lejanos que repitieron nuestros antepasados, en el rito de las lentejas o de la uva blanca.


   Para quien busca fortuna y riqueza.

   Los que sonrien ante estas costumbres, pero no tienen el valor suficiente como para considerarlas superadas e inútiles y, más que otra cosa, como bromas que aseguran un mejor futuro, y en concreto un año afortunado y rico, deben ante todo recordar que no han de quitar la mesa después de la cena de Nochevieja; las sobras de la comida serán muy gratas para las hadas y los gnomos , y éstos durante los doce meses ssiguientes, no harán sino devolver tanta cortesía.  Además para que el dinero no falte durante el Año Nuevo no podemos olvidar comer las doce uvas blancas mientras suenan las campanadas, y luego cenar con un plato de arroz y lentejas que son símbolos de la fertilidad, y por tanto de abundancia.

   El futuro del amor
  Aunque vivamos en una época racional por excelencia, quedan todavía muchísimas personas de todas las edades que se preocupan por saber que les reserva el futuro en cuanto a los asuntos del amor.
   Para las muchachas que esperan un marido pueden entretenerse jugando al juego de las nueces, que se desarrolla de la siguiente manera:  Tomar 10 nueces y partirlas de modo que se conserve entera al menos una mitad, después hay que fijar en el hueco de la cáscara una vela con una gota de cola o de cera (velas de cumpleaños).  Luego se colocan las nueces en un recipiente lleno de agua de manera que floten como barquitos en la superficie, introducir en la cáscara un papael con el nombre de un pretendiente.  La muchacha que quiera conseguir la respuesta debe mover el agua con un dedo en una sola parte de la vasija y hacer que se muevan los "barquitos" hasta que atraviesen toda la superficie del agua y toquen la orilla opuesta, la primera nuez que alcance la meta indicará el nombre del futuro esposo (salvo posibles extravíos).
   Para los que ya están unidos felizmente, se recomienda no olvidar durante la cena, comer una berenjena o un puñado de piñones, compartiéndolos con el ser amado, no existe mejor modo para reforzar las ataduras sentimentales y para hacer más ardientes la mutuas relaciones.


   Contra enfermedades y maleficios
  ¿Hay alguien a quien no le interese el amor y a quién no le guste la riqueza? .  Si en realidad existen, se preocuparán al menos de la salud y de la tranquilidad.  En tal caso podrá conjurar sus pequeñas desgracias colgando en un hilo, durante la Nochevieja, una cabeza de arenque por cada componente de la familia, son sobre todo los pueblos nórdicos los que tienen una gran confianza en esta costumbre, ya que consideran que el arenque tienen propiedades hasta medicinales.
   Otra creencia popular es la de comer con el estómago vacío, durante la mañana del primero de enero, tortas empapadas en aguardiente y puestas a la brasa, porque estos dulces tienen el poder de mantener sano el estómago y evitar fiebres y males de garganta.
   Si se quiere que la casa quede libre de rayos e incendios durante los restantes 365 días del Año Nuevo se aconseja no acabar la cena de Nochevieja sin aber comido una rosquilla con uvas pasas .
  Y si alguno tiene la suerte de encontrarse durante la Nochevieja en Japón, que no se extrañe si ve en la entrada de las casas una cuerda colgando que sostiene algunos pequeños haces de paja de arroz con todas sus raices: tienen la misión de impedir la entrada en la casa de los espíritus malignos, a los falsos amigos y a las mujeres chismosas.

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