LA FABRICA DE LAS ROSAS
“Un gran haz de rosas: rosas blancas, amarillas, bermejas, oscuras, los infinitos grados del rojo, del crema violento hasta el color de la fresa madura, se mezclaban con las más finas y casi insensibles variedades del blanco, desde el candor de la nieve inmaculada al color indefinible de la leche apenas ordeñada, a la médula de una caña, a la plata opaca, al alabastro, al ópalo...”
(de “El Placer” de Gabriele D´Annuncio)
No podía nacer sino en la Costa Azul
Se dice que no hay nada tan romántico como el perfume de una rosa, nada más sugestivo que sus colores. Ninguna de sus características sugieren la árida idea de una fábrica, el ritmo preciso de una producción encuadrada por diagramas, parámetros y exigencias de marketing, y sin embargo las rosas nacen ya de acuerdo a una programación bien coordinada detrás de la que existe una larga preparación científica, una investigación cuidadosa de las exigencias del público y el más severo análisis del mayor o menor rendimiento en el plano económico de las variedades.
Puede parecer imposible, y sin embargo la fabrica de las rosas existe de verdad, y se encuentra en uno de los lugares mas famosos y célebres del mundo: “La Costa Azul”.
La fábrica de las rosas parece el título de algún cuento, pero ¿que realidad se esconde detrás de las verjas del gran jardín de la Costa Azul?
Ante todo una gran paz y un perfume de rosas que aturde. Zumbidos de avejas y de avispas, trinos de pájaros, rumor de una fuente y por las ventanas abiertas del invernadero fragmentos de una conversación que horrorizaría a cualquier lector apasionado por las revistas del corazón internacional. “ Bettina tiene que ser desinfectada y Grace de Mónaco tiene sed, mirad a Soraya que ayer estaba cubierta de parásitos...”.
Pero estos nombres pertenecen también a las mas conocidas variedades de rosas de la casa de madame Meillad, nacidas en la fábrica de la Costa Azul. Los invernaderos apenas se distinguen camuflados entre la vegetación, las barracas de vidrio se suceden unas a otras en una larga secuencia desde la villa al laboratorio científico, donde se ensayan e intentan nuevos cruces y los mas secretos híbridos.
Ocho años de trabajo para lanzar una nueva rosa
Vamos a describir de forma resumida como nace una rosa destinada a convertirse en un “best-seller” dentro del campo de la floristería:
- El primer año son fecundadas artificialmente de 12 a 15 mil flores de las que se recogen 40 ó 50 mil semillas, que dan origen a varios miles de nuevas variedades. Un examen atento llevado a cabo por técnicos permite eliminar las variedades de poco valor o las que no ofrecen garantías de robustez y resistencia a las enfermedades. En general de ésta primera selección se salvan 1.500 variedades que son injertadas cada una en tres especies silvestres diferentes.
- El segundo año las variedades seleccionadas son reducidas a un máximo de 200 y se procede a injertar cada una de ellas en 15 sujetos.
- El tercer año las variedades experimentales son reducidas finalmente a un máximo de 50 y luego injertadas en 100 silvestres diferentes.
- Las plantas así conseguidas son distribuidas a las diversas firmas asociadas que tienen sede en casi todos los rincones de la tierra. En estas sedes son sometidas durante tres años a otro control para establecer la reacción de los nuevos rosales a las condiciones ambientales de los diversos países.
- Cada año se celebra un convenio de todos los especialistas de rosas asociados y según los resultados de los diversos controles se aprueban los nuevos ejemplares que habrán de salir a la venta. En general no son más tres o cuatro variedades puestas anualmente en el mercado internacional, y no hay que olvidar que han pasado ya ocho años desde la primera siembra.
Cada año se celebra un convenio de todos los especialistas de rosas asociados y según los resultados de los diversos controles se aprueban los nuevos ejemplares que habrán de salir a la venta. En general no son más tres o cuatro variedades puestas anualmente en el mercado internacional, y no hay que olvidar que han pasado ya ocho años desde la primera siembra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario