LAS FLORES DE LAS NOVIAS
La primavera es la estación de las novias. Vamos a hacer un recorrido por la historia y las costumbres para saber cuando y por qué nació el ramo de bodas.
Las primeras noticias sobre este tema provienen de la época precristiana, cuando era costumbre que la novia llegase a la ceremonia con un ramo de mirto en la mano, o una rama de romero. Las dos plantas eran consideradas de buen augurio y simbolizaban la fecundidad y la fidelidad.
En los primeros tiempos después de Cristo las novias se adornaban con un lirio, el emblema de la pureza, o llevaban en la mano un asfodelo para significar el olvido de la vida pasada.
Muy distinta forma de ver las cosas tuvieron en la época medieval en la Europa Centromeridional, donde las muchachas estaban obligadas a sostener en sus manos durante la ceremonia una rueca, un pasador de pelo, una margarita de plata y un dedal.
En este resumen de costumbres debemos señalar que en el siglo XV tuvo lugar una innovación, las muchachas deseaban demostrar la posesión de la virginidad en el acto nuncial adornando sus cabellos con flores de azahar y convirtiendo esta moda en una regla fija a lo largo de los siglos.
Perdidas todas las tradiciones anteriormente descritas, surgió el problema de “que colocar en las manos de las novias” para completar la vestimenta: ¿un misal forrado de seda bordada?, demasiado serio para una joven esposa; ¿un pañuelo de puntilla perfumado y almidonado?, elegante pero melindroso y demasiado coqueto. La solución más aceptable fue la de volver a las flores, un pequeño ramillete de corolas blancas enlazadas con un lazo de seda. Las flores podían variar siempre que se tratase de corolas cándidas y perfumadas y que el ramillete estuviese atado con un nudo doble; esto parecía responder al sortilegio mas seguro contra el peligro de futuras infidelidades por parte del marido.
Las flores han perdido hoy todo su simbolismo y se han olvidado todas las tradiciones, las flores están consideradas sólo como motivo de ornamentación lo mismo que una puntilla, un encaje o un galón. La innovación más importante se refiere al color, el ramillete no debe ser necesariamente blanco.
El ramillete se transforma en símbolo de color y de vida, de juventud y de gracia, que se esté repitiendo un antiguo sortilegio?, tal posibilidad no debe ser descartada, porque a una historia de amor aunque esté en clave moderna un poco de encanto y misterio nunca le viene mal.
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