Sobre Plantas
historias y usos de las plantas
sábado, 8 de octubre de 2011
Curiosidades. Receta
La Cerveza
Es la bebida alcohólica más difundida en el mundo. Además de ser agradablemente refrescante, posee otras numerosas virtudes. Se le reconoce a la cerveza cualidades aperitivas y digestivas (por los principios amargos que contiene, que excitan la secreción de jugos gástricos), tónicas (por su contenido alcohólico), nutritivas (por los azúcares y sales minerales presentes en ella). La cerveza no sólo es apreciada como bebida sino que se usa como ingrediente en numerosas y variadas recetas, especialmente en la cocina del norte de Alemania.
La cerveza se producía en Mesopotamia hace 8.000 años; sin embargo la descripción detallada de las diferentes fases de su elaboración provienen de los antiguos egipcios. Hoy es una de las bebidas más populares del mundo; blancas o negras, a temperatura ambiente o fría, es difícil resistir la fascinación de su atractiva espuma. Para no hablar de la cerveza en la cocina gracias a cuya presencia carnes, arroces y otras preparaciones adquieren blandura y además un sabor inusual y agradable,
En el ciclo de la producción de la cerveza, la ciencia y la tecnología pueden ser de ayuda pero lo que sí importa es la observación y el respeto de los procesos naturales. Cualquier artificio es más costoso que lo que la naturaleza hace por sí misma, y que en su absoluta modestia solo pide una cosa: el tiempo necesario para la maduración de sus frutos.
La cerveza forma parte del uso y costumbres de todos los pueblos. En los últimos tiempos sin embargo, han desaparecido muchos tipos de cerveza y se han reagrupado en poquísimos tipos. El más importante es el tipo Lager, en sus varias gradaciones, mientras que antes cada región o casi cada centro habitado tenía su particular tipo de cerveza, logrado de las materias primas producidas locálmente.
En Europa ha predominado desde siempre la cerveza de malta de cebada, con el agregado de otros cereales. En el Extremo Oriente prevalece la cerveza de arroz, en Äfrica y América del Sur la de mijo, según la tradición agrícola local.
En la actualidad, entre las cervezas más difundidas deben mencionarse cuatro tipos fundamentales, todos de baja fermentación: la Lager, la Pils, la Kronen y la Sixtus.
La mejor cerveza es siempre la de producción más reciente, no se trata de un producto que resista mucho desde su elaboración; cada día que pasa pierde frescura, fragancia, aroma, como todas las sustancias alimenticias naturales. Esta bebida se consume preferentemente servida a presión, del mismo tonel, pocos días después de su preparación.
La cerveza se deteriora más rápidamente cuanto más caliente se mantiene. La mejor temperatura para conservación y consumo es de 8-12 ºC, a una temperatura inferior se enturbia, a una superior se oxida, toman un sabor a "cocido" y el aroma de la malta y del lúpulo se desvanece.
Recta:
El procedimiento para obtener la cerveza es más bien simple y puede describirse así:
Para cada litro de cerveza se toman 250 gramos de cebada de la mejor calidad, bien turgente y con la cáscara más fina. Se pone a macerar en agua durante dos días y luego se extiende para que germine, aproximadamente una semana, Una vez que los brotes alcanzan el largo de las semillas, se deja secar a temperatura baja (80ºC), o a temperatura más alta, según si se quiere obtener, respectivamente la malta más clara o bien la malta oscura. En éste último caso, la temperatura más elevada hace que los azúcares se caramelicen, y desprendan aroma y color. De esta manera se obtiene la materia prima, la malta, para la cerveza clara o bien oscura.
La malta, liberada de las pequeñas raíces que se han desarrollado, se muele y se mezcla con agua a temperatura de 50 ºC. La mezcla, después de unos veinte minutos, se calienta lentamente hasta 70 ºC, de modo que se forman nuevos azúcares y se deja a esa temperatura durante una hora aproximadamente. Luego se filtra. Se enjuagan con agua caliente (70 ºC) los residuos que hayan quedado en el filtro y se obtiene un mosto (de unos 12 grados sacarométricos) que se hace hervir durante una hora y media con el agregado de lúpulo en la medida de 1-3 gramos/litro, según el tipo de cerveza que se quiera obtener.
Luego se deja enfriar, y el coágulo de proteínas, que se formó durante la cocción , se deposita en el fondo. Se trasvasa sin coágulo. Entonces se le agrega el mosto frío, la levadura (aproximadamente 5 gramos), bien desleída en un poco de mosto. Se deja fermentar a 10 ºC durante una semana y se trasvasa a un recipiente de maduración, cerrado herméticamente de manera que el dióxido de carbono que se forma sature bien la cerveza.
Después de 4-5 semanas la cerveza está madura y el cervecero la filtra para que quede perfectamente límpida, aunque también con la levadura es óptima y hasta más estable pero turbia.
Es la bebida alcohólica más difundida en el mundo. Además de ser agradablemente refrescante, posee otras numerosas virtudes. Se le reconoce a la cerveza cualidades aperitivas y digestivas (por los principios amargos que contiene, que excitan la secreción de jugos gástricos), tónicas (por su contenido alcohólico), nutritivas (por los azúcares y sales minerales presentes en ella). La cerveza no sólo es apreciada como bebida sino que se usa como ingrediente en numerosas y variadas recetas, especialmente en la cocina del norte de Alemania.
La cerveza se producía en Mesopotamia hace 8.000 años; sin embargo la descripción detallada de las diferentes fases de su elaboración provienen de los antiguos egipcios. Hoy es una de las bebidas más populares del mundo; blancas o negras, a temperatura ambiente o fría, es difícil resistir la fascinación de su atractiva espuma. Para no hablar de la cerveza en la cocina gracias a cuya presencia carnes, arroces y otras preparaciones adquieren blandura y además un sabor inusual y agradable,
En el ciclo de la producción de la cerveza, la ciencia y la tecnología pueden ser de ayuda pero lo que sí importa es la observación y el respeto de los procesos naturales. Cualquier artificio es más costoso que lo que la naturaleza hace por sí misma, y que en su absoluta modestia solo pide una cosa: el tiempo necesario para la maduración de sus frutos.
La cerveza forma parte del uso y costumbres de todos los pueblos. En los últimos tiempos sin embargo, han desaparecido muchos tipos de cerveza y se han reagrupado en poquísimos tipos. El más importante es el tipo Lager, en sus varias gradaciones, mientras que antes cada región o casi cada centro habitado tenía su particular tipo de cerveza, logrado de las materias primas producidas locálmente.
En Europa ha predominado desde siempre la cerveza de malta de cebada, con el agregado de otros cereales. En el Extremo Oriente prevalece la cerveza de arroz, en Äfrica y América del Sur la de mijo, según la tradición agrícola local.
La mejor cerveza es siempre la de producción más reciente, no se trata de un producto que resista mucho desde su elaboración; cada día que pasa pierde frescura, fragancia, aroma, como todas las sustancias alimenticias naturales. Esta bebida se consume preferentemente servida a presión, del mismo tonel, pocos días después de su preparación.
La cerveza se deteriora más rápidamente cuanto más caliente se mantiene. La mejor temperatura para conservación y consumo es de 8-12 ºC, a una temperatura inferior se enturbia, a una superior se oxida, toman un sabor a "cocido" y el aroma de la malta y del lúpulo se desvanece.
Recta:
El procedimiento para obtener la cerveza es más bien simple y puede describirse así:
La malta, liberada de las pequeñas raíces que se han desarrollado, se muele y se mezcla con agua a temperatura de 50 ºC. La mezcla, después de unos veinte minutos, se calienta lentamente hasta 70 ºC, de modo que se forman nuevos azúcares y se deja a esa temperatura durante una hora aproximadamente. Luego se filtra. Se enjuagan con agua caliente (70 ºC) los residuos que hayan quedado en el filtro y se obtiene un mosto (de unos 12 grados sacarométricos) que se hace hervir durante una hora y media con el agregado de lúpulo en la medida de 1-3 gramos/litro, según el tipo de cerveza que se quiera obtener.
Luego se deja enfriar, y el coágulo de proteínas, que se formó durante la cocción , se deposita en el fondo. Se trasvasa sin coágulo. Entonces se le agrega el mosto frío, la levadura (aproximadamente 5 gramos), bien desleída en un poco de mosto. Se deja fermentar a 10 ºC durante una semana y se trasvasa a un recipiente de maduración, cerrado herméticamente de manera que el dióxido de carbono que se forma sature bien la cerveza.
Después de 4-5 semanas la cerveza está madura y el cervecero la filtra para que quede perfectamente límpida, aunque también con la levadura es óptima y hasta más estable pero turbia.
sábado, 2 de julio de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
HIERBAS Y ESPECIAS
Condimentos del mundo
El sabor es un regalo de Asia. De las dos categorías de plantas más importantes que dan gusto a los alimentos, las especias son casi exclusivamente asiáticas.
La gran mayoría de las principales especias del mundo (canela, macis, nuez moscada, pimienta...) son nativas de un área que se estiende desde la India hasta las islas Molucas.
La mayor aprte de las hierbas (anís, albahaca, laurel, berro, orégano, hinojo, mejorana, menta, tomillo...), nos vienen de una zona que se extiende desde Irán por toda Asia Menor y la costa norte del Mediterráneo. La familia del ajo y la cebolla se cree que proceden de Asia Central.
Los condimentos son los factores más espectaculares del carácter de una cocina. Al viajar a un país extranjero sabemos la clase de cocina que podemos esperar según la naturaleza de los condimentos que encontramos sobre la mesa en los restaurantes.
En España y Francia suele haber en las mesas una vinagreras con aceite de oliva, vinagre, sal y pimienta; en Italia hay queso parmesano; en Alemania es muy frecuente encontrar rábano rallado; en Escandinavia ofrecen eneldo picado o salsa de mostaza con eneldo.
En toda América Latina ponen chiles picantes en vinagre, en aceite de oliva, a los que en Brasil suelen añadir mandioca.
En todos los restaurantes del suereste de Asia se encuentra un líquido salado obtenido del pescado fermentado, idéntico al condimento más popular de la antigua Roma, garum, y en China y Japón, la salsa de soja.
Etiopía ofrece la salsa berberé, quizá la más picante que existe, con la posible excepción del chile sudamericano, y es en el norte de Africa donde se encuentra su más completo antítesis, en los restaurantes lujosos del Magreb (Tunez, Argelia, Marruecos) puede verse una jarra alta y delgada casi siempre de plata, que parece destinada a llevar una flor, pero que ni el más estrecho tallo pasaría por su estrecha abertura, esta jarra está diseñada para que deje caer su precioso líquido sólo gota a gota, contiene agua de rosas
jueves, 28 de abril de 2011
martes, 26 de abril de 2011
CURIOSIDADES. Recetas
RECETAS DE BELLEZA
Hoy en día los cosméticos no faltan, puede decirse que solo existe el problema de su elección. Pero hay que recordar que el uso constante de un producto cualquiera de belleza conduce a una habituación; por ello es oportuno alternar el uso de cosméticos con el empleo de sustancias naturales que tienen el poder de reavivar profundamente las células de la epidermis y favorecer la renovación de los tejidos más superficiales.
Aunque se usen cada día las cremas de belleza aconsejadas por los especialistas, es conveniente dejar de lado una vez por semana o cada 10 dias los productos sintéticos y confiar la defensa de nuestra belleza a la Madre Naturaleza.
La receta de hoy se basa en la fresa; un fruto rico en vitaminas y jugos refrescantes que tienen el poder de retrasar o de evitar la formación de arrugas y de hacer la piel más tersa y suave.
Mascarilla de fresas
Para preparar una máscara beneficiosa, basta con aplastar con un tenedor o echar a la batidora un puñado de fresas, mejor de las pequeñas. La pasta así obtenida se reparte abundantemente por el rostro y el cuello, dejando libre la zona del contorno de los ojos, Es aconsejable tenderse durante 20 minutos, en completo relax, a oscuras. Será conveniente colocar sobre los ojos dos algodones empapados en agua de rosas o de manzanilla.
Pasados los 20 minutos, retiramos la máscara de fresas con agua tibia, tratando de no frotar muy a fondo la epidermis para que la acción de las fresas se prolongue lo más posible en los estratos menos superficiales de la piel. Pasada una hora se puede proceder al maquillado normal.
Esta cura, que es realmente eficaz y procura una especial sensación de frescor y hasta de bienestar, puede ser repetida dos veces por semana durante uno o dos meses, según la necesidad.
Sin embargo, como ocurre con todos los productos de belleza que se aplican en el rostro, no es aconsejable un empleo demasiado prolongado o frecuente. Así pues es preferible hacerlo periódicamente teniendo en cuenta los resultados obtenidos.
Hoy en día los cosméticos no faltan, puede decirse que solo existe el problema de su elección. Pero hay que recordar que el uso constante de un producto cualquiera de belleza conduce a una habituación; por ello es oportuno alternar el uso de cosméticos con el empleo de sustancias naturales que tienen el poder de reavivar profundamente las células de la epidermis y favorecer la renovación de los tejidos más superficiales.
Aunque se usen cada día las cremas de belleza aconsejadas por los especialistas, es conveniente dejar de lado una vez por semana o cada 10 dias los productos sintéticos y confiar la defensa de nuestra belleza a la Madre Naturaleza.
La receta de hoy se basa en la fresa; un fruto rico en vitaminas y jugos refrescantes que tienen el poder de retrasar o de evitar la formación de arrugas y de hacer la piel más tersa y suave.
Mascarilla de fresas
Para preparar una máscara beneficiosa, basta con aplastar con un tenedor o echar a la batidora un puñado de fresas, mejor de las pequeñas. La pasta así obtenida se reparte abundantemente por el rostro y el cuello, dejando libre la zona del contorno de los ojos, Es aconsejable tenderse durante 20 minutos, en completo relax, a oscuras. Será conveniente colocar sobre los ojos dos algodones empapados en agua de rosas o de manzanilla.
Pasados los 20 minutos, retiramos la máscara de fresas con agua tibia, tratando de no frotar muy a fondo la epidermis para que la acción de las fresas se prolongue lo más posible en los estratos menos superficiales de la piel. Pasada una hora se puede proceder al maquillado normal.
Esta cura, que es realmente eficaz y procura una especial sensación de frescor y hasta de bienestar, puede ser repetida dos veces por semana durante uno o dos meses, según la necesidad.
Sin embargo, como ocurre con todos los productos de belleza que se aplican en el rostro, no es aconsejable un empleo demasiado prolongado o frecuente. Así pues es preferible hacerlo periódicamente teniendo en cuenta los resultados obtenidos.
domingo, 16 de enero de 2011
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